La ejecución del componente de irrigación Olmos “olvidó” considerar a los beneficiarios más importantes: Los pobladores locales, y el acceso sostenible al agua potable. Esta problemática, sin embargo, puede superarse, con la construcción de una atarjea, con una parte ínfima del agua trasvasada.
“No tiene agua para beber, pero invita pato a nadar”. Es un dicho popular, que expone el absurdo de algunas acciones frente a la escasez. Pero en el caso de la localidad de Olmos es todo lo contrario.
Y es que unos pocos centenares de metros de la ciudad, discurre una importante corriente de agua estimada en 406 millones de metros cúbicos anuales, producto del trasvase de las aguas del río Huancabamba, de la vertiente del Atlántico al Pacífico, para la irrigación de 38 mil hectáreas, de terrenos agrícolas.
Sin embargo, la población de esta ciudad, se abastece de agua a través de antiguos pozos tubulares, que atienden con muchas limitantes de calidad, horas y presión.
La concesión del “proyecto” de irrigación de Olmos, debió contemplar como prioritario el tema del uso del agua trasvasada en arreglo al sentido común y las normas legales que rigen para ello.
Estas disposiciones establecen que el primer uso de los recursos hídricos corresponde al consumo humano, y en orden de prelación le siguen el uso para la cría de animales, la agricultura, el uso industrial, energético, minero y otros.
Los funcionarios del gobierno regional, y los del PEOT en particular, con los de agricultura y de la Autoridad Local del Agua (ALA) deberían intervenir de inmediato para superar este desaguisado con la construcción de una atarjea, o planta de tratamiento de agua potable, en la cota correspondiente del río Olmos que permita atender la demanda poblacional.
Por las características sociales de la concesión (usurpación de 111 mil has, por ejemplo) la gestión de los recursos económico-financieros no debe significar mayor problema.
Si existen recursos públicos por más de 600 millones de soles, para la edificación de una ciudad artificial e inviable, que beneficia sólo a las grandes empresas agro-industriales, con mayor razón, se deben destinar un monto relativamente modesto para tal fin.
La población, dirigentes sociales y las autoridades de Olmos deberían plantearse como objetivo principal, e inmediato la materialización de esta importante demanda.